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ALBAYAR. Entre TERUEL y ZARAGOZA

JAVIER LOZANO, EN LA PRENSA

JAVIER LOZANO, EN LA PRENSA

Lozano, el ´investigador´ de Blesa

 Plácido Serrano, afamado periodista y experto en cultura popular decía hace poco que la auténtica cultura hay que buscarla ahora en los pueblos de nuestra autonomía. Efectivamente, las asociaciones, webs, ediciones de libros y revistas, las bandas y coros musicales, en fin, cualquier entidad sin ánimo de lucro genera un tejido cultural de valor incalculable. Javier Lozano, zaragozano de nacimiento (1970) y blesino por ascendencia materna, constituye un paradigma elocuente de este movimiento. "He tenido casa en Blesa, la de mis abuelos, y he frecuentado el pueblo todos los veranos, vacaciones, fiestas y fines de semana. Me siento más blesino que zaragozano porque en la ciudad se pasa más desapercibido en el anonimato, en la diversidad", explica Javier, a la vez que recuerda pasiones y aventuras ajenas a la ciudad: "Para un niño un pueblo es su pueblo. Hay montañas, simas, cuevas, molinos derruidos, cosas con misterio que descubrir".

Sin embargo, esta semilla de infancia, inherente y oculta y la inclinación hacia la historia, arqueología, etnología y cultura popular no germinaron en Lozano hasta los 25 años, después de encauzar su vida profesional como técnico en informático. Entonces empieza a investigar, entrevistar blesinos y descubrir de manera autodidacta en archivos datos de molinos, presas y usos hidráulicos, plasmando sus hallazgos en artículos que imprimía él mismo y los daba a leer a sus amigos de Blesa.

Pero, un buen día, su empresa le encargó la tarea de mantener una página web, para lo que tuvo que aprender a hacerla. Aprovechó su aprendizaje para crear en 1997 otra página sobre Blesa (www.blesa.info) y así verter allí el contenido de sus investigaciones y otras informaciones. Al año siguiente dio un paso más e introdujo en la misma web un periódico mensual, la Gaceta de Blesa para que no se perdieran las noticias y sucesos del presente, que lleva ya 124 números.

"El detonante de crear este periódico fue el hecho de la desaparición y encuentro del cadáver a los tres meses en el monte de Alfonso Taules. Ahora colaboran algunas personas que me envían noticias o fotos. Ya tenemos contabilizados más de 50.000 visitantes. Se entra mucho porque saben que se actualizan los contenidos", reflexiona Javier Lozano, que reconoce que nunca ha estado solo y que varias personas han contribuido a forjar su personalidad en este quehacer, a sacar los valores que llevaba dentro y a descubrir que tenía utilidad vital: "Me ayudaron mucho personas con mis mismas inquietudes y curiosidades como Javier García, que nos prestó gratuitamente su servidor Solunet, Gregorio Lagunas, uno de mis mejores amigos, que me proporcionó mucha bibliografía, Olga Royo, que me introdujo en el mundo de las hemerotecas y Víctor Poblador, gran investigador local".

El avance definitivo de este dinamizador cultural fue la fundación de la Asociación Cultural El Hocino de Blesa en 1999 por indicación de Pilar Serrano, con el bagaje acumulado por Javier en las asociaciones El Castillo de Peñaflor de Huesa del Común y Trassierra de Loscos, en las que figuraba como socio desde hacía varios años. Quizá sea esta actividad más reconfortante para Javier Lozano. "Participar con El Hocino en las actividades de Blesa ha sido uno de los proyectos que más me ha llenado. Es increíble la participación de los vecinos en todo, alcanzando la cifra de cerca de 600 socios. Hay un grupo muy plural de personas que preparan y organizan actos, donde todo el mundo trabaja y aporta. Hay mucha gente dispuesta a trabajar. Blesa es una localidad muy afortunada", asevera este blesino.

Entre las actividades de la asociación destaca la edición de la revista El Hocino, en la que participan vecinos y descendientes del pueblo con artículos de recuerdos, poesía popular, romances, recogida del azafrán, cincuentenario de las fuentes, etc. Asimismo, la asociación se ha ocupado de la recopilación de fotografías antiguas, la publicación del libro "Blesa, gentes y costumbres", la recuperación de patrimonio, entorno natural, fiestas desaparecidas, la señalización de la Ruta del Aguasvivas y la organización de excursiones, amén de colaborar en la restauración del Molino Bajo.

Javier ha vivido todas estas experiencias por amor a su pueblo, aunque ahora deberá compartirlo con otros amores, su nuevo hogar y su pequeño Marcos. "Hasta que pueda retomar el rumbo de mi pueblo con más tiempo, tendré que robarle horas al sueño", concluye Lozano

MANUEL VAL LERÍN

 

PUBLICADO EN ’LA CRÓNICA DE LAS CUENCAS MINERAS’

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